Desde Consumidores en Red, manifestamos nuestro respaldo a iniciativas relacionadas con el consumo colaborativo. Asumimos que está al margen de nuestro papel. No es cometido propio de una asociación de consumidores el meternos en cómo las personas gestionan las relaciones entre sí.

Desde aquí, queremos opinar sobre este asunto y, además, debemos hacerlo de una manera favorable. Defendemos que  las personas puedan compartir sus recursos como una alternativa al uso de los servicios profesionales.

No creemos necesaria, tampoco, una ordenación legal en materia de consumo que asegure los derechos del usuario de este tipo de plataformas. No consideramos esta opción, por entender que el cliente de este tipo de servicios no ostenta la condición de consumidor.

La propia ley parece reafirmar nuestra hipótesis. La legislación define a los consumidores como aquellas personas que actúan con un propósito ajeno a su actividad comercial, empresarial, oficio o profesión. A su vez, señala como una relación de consumo aquélla que se da entre consumidores y empresarios.

Desde esta perspectiva, resultaría cuanto menos un exceso la consideración de actividad comercial el compartir coche para ahorrar gasolina o intercambiar una sillita de bebé -esa que ya no usamos- por un juguete -que otro ya no usa.

Sí, en el ámbito del consumo pedimos una legislación “garantista”. Es decir, que ampare al máximo a los consumidores frente a todo servicio profesional o establecimiento comercial. Pero también creemos en la libertad de las personas para pactar lo que tengan a bien entre sí. Estamos hablando de relaciones entre individuos que no se dediquen profesionalmente a ningún ámbito del consumo. Por otra parte y desde tiempo inmemorial, los contratos entre particulares se encuentran ya regulados por nuestro ordenamiento jurídico.

Otra cosa es que este tipo de acuerdos entre personas pueda afectar a los distintos sectores empresariales. Que los profesionales que ofertan estos servicios puedan ver cómo las iniciativas relacionadas con el consumo colaborativo puedan poner en riego sus intereses. Que puedan intuir una rebaja considerable de su cuota de mercado. Sobre todo de continuar el ritmo de crecimiento de esta tendencia. Aquí entraríamos en la ley de la oferta y la demanda, pero eso tampoco es cosa nuestra.