Una vez más, previo a una época vacacional, un sector del transporte aéreo vuelve a anunciar una convocatoria de huelga. Ya sea de controladores, como de pilotos, de personal de tierra o de control de seguridad, volvemos a padecer los efectos de distintas reivindicaciones laborales que, sin discutir su legitimidad, a fuerza a reeditarse sistemáticamente en las mismas fechas, ya se han convertido en la huelga de la marmota. Y es que, casualmente, las negociaciones con la patronal de turno siempre llegan a punto muerto antes de que se prevean desplazamientos masivos. Hemos llegado a un extremo en el que da igual que sea verano, o Semana Santa o Navidad, pues ese punto muerto sin retorno catalizador de toda huelga, coincidirá indefectiblemente en un período previo a unas vacaciones, motivo por el cual y de forma igualmente inevitable, a los usuarios nos volverán a amargar esas vacaciones por enésima vez.

En esta ocasión, el Comité de empresa de Iberia en el aeropuerto de Barcelona-El Prat  ha anunciado paros para los días 21, 22, 23 y 24 de diciembre. Como la huelga ha sido convocada por el personal de tierra, estos paros afectarán a los servicios de equipaje, facturación y mantenimiento de aeronaves. Hay que tener en cuenta que además de para Iberia, estos trabajadores también operan para para las empresas del grupo IAG, como Vueling, British Airways o Aer Lingus, lo que supone un 75% de la actividad en tierra de El Prat.

Con independencia de los servicios mínimos que decrete el Ministerio de Fomento, se calcula que los paros podrán llegar a afectar a 270.000 pasajeros. 

Ya sabemos que las huelgas no van dirigidas a fastidiar a los usuarios, que somos un daño colateral, que siempre nos piden comprensión y que nos solidaricemos con sus legítimas causas. La cuestión es que va a ser difícil empatizar cuando uno no pueda sentarse con su familia en Nochebuena porque francamente, preferimos solidarizarnos en otro momento, más que nada porque de esta manera no queda tan claro eso de que no nos quieran fastidiar, dicho sea de paso, al resto de trabajadores.

En cualquier caso y como ya hemos informado en otras ocasiones el hecho de que un usuario se vea afectado por la huelga, no significa que se quede desamparado y sin poder hacer nada. Estos son los derechos que tienen todos los pasajeros que, teniendo un billete contratado, puedan verse afectados por los paros previstos:

1.  Si por causa de la huelga el vuelo fuera cancelado, los pasajeros tendrán derecho a:

• Escoger entre la devolución del importe del billete o un transporte alternativo.
• Asistencia: la compañía debe ofrecer al viajero comida y bebida suficientes en función del tiempo de espera a la salida del vuelo alternativo ofrecido, alojamiento en un hotel cuando fuese necesario y la posibilidad de hacer dos llamadas telefónicas, todo ello completamente gratuito.
• Información.

 2.  Si en vez de ser cancelado sufriera un retraso de más de cinco horas, el pasajero podrá exigir la devolución del importe del billete que la compañía deberá abonar en el plazo de 7 días, junto con un billete gratuito de vuelta al primer punto de partida, si procediera.

Los afectados podrán exigir también una indemnización en función de los perjuicios causados, como puede ser el haber contratado determinados servicios en destino que ya no puedan disfrutar, noches de hotel, excursiones, etc.. Para ello, será fundamental guardar todas las facturas relativas a dichos gastos, ya que habrá que acreditarlos.